1968 Alcatraz o domingos en el estudio

TITULO Alcatraz o domingos en el estudio
AÑO 1968-1978
PROTAGONISTAS Todos (los menos buenos)
AUTOR Antonio López Rodriguez

Privación de libertad en el “Infanta” En realidad el título o encabezamiento es algo exagerado. Máxime cuando en diez años, sólo en dos ocasiones, de mañana y tarde, di con mis huesos en el “estudio de castigados”. Ahí es donde se valoraba la pérdida de libertad: te quedabas sin ver las actividades deportivas, alguna que otra salida a los pinos, no veías a la señora de las pipas, te perdías el cine de los domingos, etc.

Entre ceja y ceja – Primera visita, motivada por una simple travesura, mezcla de las historias de “Robin Hood y Marcial Lafuente Estefanía”: Corría el curso 68/69, tendríamos entre 8 y 9 años. En esa época, donde hoy está la piscina, estaba el vertedero de basura, era una zona con bidones y que además tenía bastante sombra, había unos cuantos árboles en los que moraban nuestras amigas y desagradables “orugas”. Supongo que sería domingo, puesto que el resto de los días no nos dejaban salir del patio central. El caso es que formamos dos “pandillas” de tres o cuatro por bando, y empezamos a escondernos y a afinar la puntería con el lanzamiento de piedras. Con tan mala suerte que una de las piedras fue a impactar en la frente del amigo Andrés Alarcón Hidalgo, piedra que le dejó una marca o cicatriz entre ceja y ceja, marca que le ha acompañado desde entonces, y que, a los que estuvimos allí, en la reunión del Infanta de hace 15 ó 16 años, nos permitió identificarle como Andrés Alarcón… Así que, al domingo siguiente, el Sr. Andrés, con la cabeza vendada, y los demás fuera de la ley, dimos con nuestros huesos en el “estudio de castigados”. Desde ese momento, una vez saboreada la experiencia, me prometí a mí mismo, que no volvería a pisar aquél aula de castigo.

Por cierto, hay que aplaudir el bailoteo que se pegó con la cantante o showoman que amenizó la fiesta”.

Manuel y los tanques – Segunda visita. No hay una sin dos: Ya habían transcurrido unos años, sería en nuestro cuarto año en el Infanta, tendríamos entre 11 ó 12 años. Todos recordamos los famosos “Segarra” (empresa fundada en 1931), eran los zapatos o tanques de los huerfanitos, de color negro. Resulta que en ese curso, posiblemente 70/71, estando encargado del vestuario D. Esteban, empezaron a llegar unos zapatos de color marrón que tenían otra horma o diseño, entraban por la vista. Más o menos, era como tener en vez de un abrigo una trenca. Me encantaba la trenca, pero siempre me daban un abrigo. El caso es que entre el Sr. Salvador Vicente Gajate, núm.xxx y yo mismo, núm. 189, empezamos a urdir la estratagema que nos permitiría conseguir los tan ansiados zapatos Segarra de color marrón. Por aquél entonces, estábamos en primer curso de oficialía, en “Talleres”. La idea fue compartida de inmediato y el medio para llevarlo a cabo lo aportó el Sr. Salvador. Tenía una pequeña navaja. Así que nos pusimos manos a la obra. No se nos ocurrió otra cosa que abrirle una boca a las punteras de los zapatos, fue un corte limpio, recto, sin ondulaciones ni quebrado, Se nos olvidó darle un restregón sobre alguna piedra, lija o esmeril. Llegó el viernes o el sábado, no recuerdo que día se dejaban los zapatos en la cesta de la puerta del zapatero/s. Y allí, los segarra, con los números de sus respectivos dueños, escritos sobre un trozo de cartón y anudados a los cordones, fueron depositados en la cesta. ¡Ya estaba hecho!, el lunes a vestuario a por los de color marrón. Llegó el tan ansiado día, y sobre las once de la mañana se oyó por los altavoces, los números 189 y xxx, que suban al despacho del Director (D. Manuel Carrascosa Cobo). Ya empezamos a presagiar lo peor. Entramos en la secretaría y preguntamos por el despacho del Director, tocamos en la puerta y pedimos permiso, abrimos, y nos encontramos de frente con el “pastel”, el Sr. Director, tenía la mesa del despacho cubierta con unas hojas de periódico y sobre éstas, guardando una escrupulosa colocación, se encontraban “los tanques”, los “Segarra”, los dos pares. A continuación, D. Manuel, nos hizo pasar a una sala-biblioteca anexa, donde permanecimos hasta que D. Manuel, acompañado por D. Francisco Arquero, después de la pertinente reprimenda, nos mandaron redactar una carta a nuestras respectivas madres, en las que tuvimos que contar lo acontecido. Por la dirección se mandó una adjunta en la que se reclamaba el importe de 100 pesetas, y además, se significaba que en caso de volverse a repetir dicha acción, ésta sería motivo de expulsión del colegio. Para terminar, la verdad es que no recuerdo si después nos dieron tanques negros o si los tuvieron que comprar nuestras madres.

segarra

Como se puede apreciar, estas historias y otras que quedan pendientes, comenzaron en la época de los “Chiripitiflaúticos” (Valentina, Locomotoro, el Capitán Tan y los hermanos Malasombra), y tuvieron su recorrido a lo largo de una década interminable, pasando por la época de la “Naranja Mecánica” y llegando hasta la «Batalla de Midway». Ni que decir tiene, que fueron los años en que fomentamos nuestros valores: compañerismo, actitud, aptitud, etc.

Anecdotario: Unos dos años después de salir del Infanta, en Las Palmas capital, cuando iba hacia clase en la politécnica, oí un gripo a mi espalda: ¡¡Huérfano!! Era el amigo Santaella, que estaba haciendo el servicio militar en Gran Canaria. En otra ocasión me ocurrió lo mismo en Madrid, con el amigo Herrera. Y no hace mucho tiempo, tuve como jefe al mediano de los hermanos Sualdea, a Francisco. Y recordaba la mala leche que tenían algunos huérfanos para con los externos o mediopensionistas, haciendo mención a las numerosas collejas que se llevó. Finalizo mi exposición, enviando un saludo a todos los hermanos que formamos esa gran familia llamada “INFANTA”.

6 respuestas a 1968 Alcatraz o domingos en el estudio

  1. Alfredo Díaz diaz dijo:

    Bonita historia, que tiempos, lo de Andrés nunca lo supe, y los zapatos ,bueno una chiquillada, cosas de la edad, Santaella era amigo de mi hermano ,era de Málaga. Un abrazo ,Antonio estas historias traen buenos re uerdos, Te acuerdas de los chipiritiflauti os

  2. Manuel Villafaina Martin dijo:

    Egido lo has bordado; no te has dejado atrás ningún recobeco o garito de la zona,en los que cada cual con sus compis hacia «las ¿travesuras?».Mis años en Infanta 59 al 66.

  3. José Ramón Valiño Rubio dijo:

    Espero que mi principio de falta de memoria no impida contaro uno de mis múltiples Domingos indefinidos. Fue por llamarle cura al inclito padre Esteban me tubo dos meses y nota de un 0 en su maravillosa asignatura. Le tome tal cabreo que todos los días me escapaba de misa unas veces era junto a la antena de radio entre las cañas, otras en la lavandería, cuando podía me hacia. El estudioso y lógico me descubrió. Me ignoraba en las clases y el día de los exámenes permitía que mis compañeros se copiaran por tal de vigilarme. Que Dios lo tenga en su Santa Cloria. Le agradezco esos momentos de libertad y de orgullo por no hacer lo que él quería. Hasta pronto os contare otras batallitas que sin duda me marcaron o por lo menos me hicieron ser inconformista.

  4. Jose Antonio Cabano Miguel dijo:

    Me ha gustado esta historia. Además esta ambientada en la misma época que yo estuve allí en el infanta. Recordando los nombres de los protagonostas. Son tiempos entoces muy duros y ahora añorados. A ver si un dia tengo ganas de escribir y pongo mi granito de arena a la coleccion de historias. Un saludo. Mi WhatdApp es +34647852640

  5. jdiazegido dijo:

    Me acuerdo de la ubicación del vertedero de basura, y de los arboles que tambien describes yo tambien frecuente ese lugar, lo mismo que la leñera el frontón, y alguna vez que otra el sótano que había debajo del campo de baloncesto, sin olvidarme del laberinto, y de la carbonera del Wafrido con una diferencia de años, desde los años 60 al 69 que me sacaron

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