1966 La Adoración Nocturna y el Moscatel

TITULO	La Adoración Nocturna y el Moscatel
AÑO	1966-1976
PROTAGONISTAS	Don Hilario Peral Herrero +
AUTOR	Varios Huerfanos

La Adoración Nocturna en el colegio la fundo el entrañable Hilario Peral Herrero en el año 1966, Profesor de Lengua y Literatura del Capitán Cortés y organista y director del coro del Colegio, muy amigo del Padre Esteban (el sempiterno Capellán de la pipa)

Don Hilario Peral Herrero. Nacido en Ontón,  pedanía de Castro Urdiales, entonces provincia de Santander. Su familia era de Salamanca donde se crio. Estuvo en el seminario con el Padre Esteban, saliéndose e ingresando en la Guardia Civil, retirándose de Teniente. Al fallecer su esposa y su hija se hizo sacerdote. En 1947, como suboficial,  oficio como capellán la imposición del Fajín de Teniente General Camilo Alonso Vega. Participó como sacerdote en varios funerales de Guardias Civiles asesinados por ETA (1975 GC +Casimiro Sanchez García, etc.)

Es de mencionar que el 12 de octubre de 1957, se inaugura el órgano eléctrico durante la misa que celebró el capellán del colegio, Don Esteban Martínez, en honor a la Virgen de Pilar, siendo el pianista Don Hilario.  En ese día se celebraron concursos de canciones regionales y  juegos, siendo amenizado por la rondalla del colegio. Por la tarde se proyectó en el cine la película en tecnicolor “El Hidalgo”.

La Adoración Nocturna se comenzó realizando,  los primeros sábados de mes en el último piso de la parte derecha de la fachada principal (donde estaba el laberinto), y tras una época durante la que no funciono, volvió posteriormente realizándose en la Capilla del Colegio.

Comenzaba a las 12 de la noche, razón por la cual nos permitían estar despiertos y medio de juerga hasta que comenzaba, nos permitían fumar algún que otro cigarrillo.

Recuerdo como nos colocábamos a dos lados, nos daban un libro de rezos en latín, que no entendíamos nada, y comenzábamos a leer los de la izquierda y nos contestaban los de la derecha, y así más o menos una hora.

En su primera época, años 66, 67, 68 y 69, cuando la teníamos, nos dejaban en la cama y rato más, el tiempo que duraba la misa del domingo.

Ya en la segunda época, al término de la misma, nos daban una copa de moscatel, unas pastas y con suerte un cigarro, motivo por el cual algunos asistían. También garantizabas el notable en religión con el Padre Estaban y si a la vez participabas en la obra anual “Los Extremeños”, tenías asegurado el sobresaliente.