1965 La Letra con Sangre Entra

TITULO La Letra con Sangre Entra
AÑO 1965-1975
PROTAGONISTAS D. Ignacio Y D. Manuel Martínez
AUTOR Cesar Diaz

Dos anécdotas de dos profesores

Image2D. Ignacio. Profesor que no figura nombrado. Alto de estatura para su época, delgado y rostro anguloso, algo cadavérico, mostraba con los alumnos un carácter arrogante. Me dio clase al menos en primero de primaria y en cuarto de bachiller en la asignatura Formación del Espíritu Nacional (FEN). Guardo de él dos recuerdos singulares:

 En cuarto de bachiller, su enardecida adhesión al “Régimen” y su apasionada admiración al “Caudillo” de España. Su aversión visceral a los sistemas políticos de la Europa oriental y también de la occidental. Su visión de la historia contemporánea de España y, en especial, de la 2ª República.

Un nota que viene a propósito de este comentario, aunque no del profesor. En primaria, no sé si en todos los cursos, al acabar las clases de la tarde, formábamos en la galería en la que se encontraban las aulas para hacernos cantar un “mix” del “Oriamendi” y el “Cara al Sol”.

2.- En primero de primaria, con 8 años, uno de los primeros días de clase, sino el primero, Al poco de comenzar la clase, estando sentando en la silla de mi pupitre, sentí sobre mi cabeza un golpe que me causo dolor y escozor instantáneo. Supongo que el castigo recibido se debería a que estaba hablando. Al girar mi cabeza, consolándome el daño producido con la mano sobre ella, vi que D. Ignacio había descargado sobre mi cráneo el palo recortado de una escoba. No empezaban bien las cosas.

Image1D. Manuel Martínez. Profesor que no figura nombrado. En las frases del blog se pueden leer algunas “perlas” de él. Si por algo destacaba sobre el resto de profesores era por su peculiar sentido del humor y por su gusto por la disciplina inglesa como dispositivo expeditivo para corregir o reprochar a los alumnos su conducta. Evocaré dos momentos:

1.- En segundo de primaria. No sé cómo el saliente de la pizarra donde se dejaban las tizas y el borrador se rompió. Cuando Martínez advirtió su estado, enfureció mucho más de lo hasta entonces visto y ya habíamos visto mucho. No recuerdo cómo identificó al presunto autor del desperfecto, de apellido Ponce. Pero sí recuerdo lo que aconteció inmediatamente después dejándonos estupefactos. Puso a Ponce de espaldas apoyando su abdomen en un pupitre de la primera fila y, seguidamente, se desabrocho el cinturón, lo extrajo del pantalón y comenzó a estrellarlo contra el cuerpo de Ponce.

2.- También en segundo de primaria, recuerdo que un día que tocaba Catecismo, Martínez llamó a la pizarra a varios alumnos, entre los que me encontraba yo. Nos dispuso en semicírculo. A continuación nos hizo una pregunta. No recuerdo lo que medió o qué medió entre la pregunta y la acción que se desencadenó posteriormente, que fue exclamar el pronombre “” dirigiendo enérgicamente el dedo índice a cada uno de nosotros para inmediatamente después barrernos las mejillas de una sola vez con una mano. Vamos un “drive” colectivo, un pleno de bolera.

8 respuestas a 1965 La Letra con Sangre Entra

  1. Ángel Parente dijo:

    Yo aún me acuerdo de la frase famosa que decía Carrascosa cuando te llamaba a su despacho, «Querido pollo, no hay manera de enderezarte» y seguidamente «dos leches». Yo era un asiduo en su despacho, por mi negativa de no querer estar en el colegio. Después de los años, cuantas veces me he arrepentido de mi actitud en no haber aprovechado todo aquello que me ofreció ese colegio, pero gracias a Dios, por lo menos me sirvió para ir por el camino correcto por la vida….¡¡Viva el Infanta!!
    Muchas gracias de nuevo, por la labor que hacéis al frente de esta asociación!!
    Un fuerte abrazo.
    Ángel Parente

  2. Lucho el Gato dijo:

    CHAPAS, EL
    Comandante del Cuerpo. Profesor de gimnasia, especialmente con los aparatos:
    Caballo-Potro-Plinton, de aquellos que nos hacían perder el miedo.
    Un tipo estirado y antipático, al que los mayores pusieron «el Chapas» por la enormidad de diplomas militares que exhibía con impudicia arrogante, llenando el uniforme, como un general de la Corea comunista. ¡Pobre esposa si tenía que sacarles brillo!
    En mi opinión, un tipo que necesitaba reafirmarse por su profundo complejo de imbécil, ojala hubiera estado en una academia militar de profesionales, tal vez le hubieran bajado lo humos.

  3. Lucho el Gato dijo:

    PERFECTO RELATO DE FRASES DEL INFANTA:
    “coronitas, coronistas, coronitas de papel, coooronitas, coooronitas cooooronitas de papel”. El profesor Manuel Martínez se caracterizaba por su originalidad y avanzada técnica en los correctivos físicos a los que solía acompañar, con canciones de estilo folclórico entonadas a capela. Ejemplo singularmente creativo, técnico y musical de su “talento”: Alumno de 11 años, apellidado Coronas. Martínez chasqueaba los dedos pulgar e índice orbitando el rostro de aquel mientras improvisaba una canción con la letra “coronitas, coronistas, coronitas de papel, coooronitas, coooronitas cooooronitas de papel”, y cuyo final coincidía con la perfecta ejecución de la correspondiente bofetada, aleatoriamente de envés o de revés a modo de bolea. Desconcertante y letal.

    Si no recuerdo mal, aquel chaval se llamaba Palacios Coronas y era un chico muy majete, a pesar de lo alto y fuerte que era. El profe Don Manuel Martínez era tan observador y perspicaz, que le pronosticó una supuesta miopía porque Palacios miraba de lejos con los ojos entrecerrados, por cierto, como consecuencia de unos dibujos «especiales» le dio una paliza de mucho cuidado.
    D. Manuel Martínez era un abusador sádico, muy cínico y de espíritu burlón, lo cual te dejaba siempre desconcertado y lleno de impotencia; a mí me hizo llorar muchas veces. A medida que crecí, especialmente en Ingreso y 1º de Bachiller, cuando me veía expulsado de clase, me ignoraba como un caso perdido, para gran alivio mío.

    • Pedro Moreno Infantes dijo:

      yo lo sufrí y que te conste que era un hijo de puta donde los haya y eso que había estado en el colegio de huérfano, hoy por hoy prisión incondicional y como el muchos lastima no encontrarnos de mayor

  4. Lucho el Gato dijo:

    El Inspector Donato; el más retorcido, nos golpeaba con su silbato en la cabeza, a modo de capón, esto es; nos daba los capones con el silbato de acero que te dejaba un gran picor cuando el dolor se mitigaba, Era como una vieja que no se quiere estropear la manicura, era repelente – tenía una verruga asquerosa cerca de la boca- y amanerado con su rayita a la derecha y su pelo pulcramente engominado con un ligero flequillo; siempre sospeché que era más que amanerado…
    Su principal lema que recuerdo; «Fulano y compañía, castigados el sábado».
    Ojala hubiera estado en vascongadas sirviendo a España, en vez de machacándonos la cabeza.
    En fin, que Dios le perdone por amargarnos la infancia.

  5. Lucho el Gato dijo:

    El profesor de gimnasia Espinazo » El Chapas» -lo conocí de Comte- porque llevaba toda clase de títulos y diplomas militares, que ahora sé que se los debió de haber ganado; serví como legionario paracaidista en la mili -IIª Bandera BRIPAC- pero que tenía una prepotencia y una mala ostia para tratarnos, que no hacía que sintiéramos ninguna simpatía por su uniforme lleno de «Chapas» como nosotros decíamos, imitando a los de 5º de bachiller para arriba. Un tipo estirado y odioso, que tenía un hijito muy ñoño, peinado con gomina y encerrado dentro de una corbata de chicle; el pobre crío solía recibir las ostias que le debíamos al insoportable padre: cosas de críos, claro…
    Como las manías del padre, que era un niño grande que jugaba a ser militar…

  6. Lucho el Gato dijo:

    D. Manuel solía entrar en clase exclamando a voces; » Aquí huele a tigre viudo. ¡¡ Abrid las ventanas !!» Este profe siempre hacía bromas con los apellidos de los alumnos, chistes fáciles y algo estúpidos, y tenía una especial forma de dar bofetadas; te ponía las dos manos en ambas mejillas y mientras de soltaba una de arriba a abajo, la otra te machacaba el otro carrillo. Un bestia bien educado y de verbo ágil y puntilloso. Como educador, no era de los peores, porque todavía recuerdo sus enseñanzas, pero su violencia viciosa; el vicio inglés que comenta César, en mi memoria fue un verdadero trauma; lo he recordado siempre y a mí, personalmente, me hizo un rebelde; con 16 años cogí la mochila y me eché a la vida bohemia, aunque a los 25 me hice bombero.
    Aquella educación militarera, pues los inspectores que nos vigilaban, eran guardias enchufados que no hacían Servicio armado, eran bastante abusones y prepotentes, y la vida que llevaban los pobres internos era un suplicio, con lamentables condiciones higiénicas. Pero a pesar de todos aquellos sinsabores, creo que salíamos mucho mejor educados y capaces que los pobres jóvenes que ahora veo; iletrados, analfabetos funcionales, mimados, sin habilidades sociales que les permitan discernir la bazofia de esta falsa democracia y completamente estupidizados por la escuela marxista que les ha tocado en los últimos 25 años.
    En fin, un gran abrazo a todos mis compañeros del Infanta de Primaria y 1º de Bachiller, y al resto, empezando por mis propios hermanos.

  7. Anónimo dijo:

    Don Ignacio yo lo tuve solamente como profesor de gimnasia y nunca me hizo ni rezar ni cantar nada.
    Y el tal Martinez… «Joer» con su peculiar humor. No le conocì, salì del cole en el 1964

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