1945-1975 – Madrid – La Divina Pastora

El colegio La Divina Pastora data del año 1888, cuando la M. Concepción Dolcet, compró la casa donde se impartieron las primeras clases (actual Santa Engracia 140, Sede de la Casa Madre de la Congregación de Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor). Obtuvo la aprobación definitiva como centro educativo el día 11 de junio de 1904, enseñando y educando a las niñas de todas las clases sociales, en número superior a 500 alumnas.

En 1917 se realiza la primera ampliación, en un terreno donde está situado el edificio principal del Colegio (actual Santa Engracia 142).

En 1936, al inicio de la Guerra Civil el Colegio estuvo a punto de desaparecer. Pero se salvo al ser usado para fines educativos. En 1939 se reinician las clases de nuevo en la actual Casa Madre y en 1940, después de reconstruirlo por quedar muy afectado por el saqueo sufrido y su dedicación a prisión, se vuelve a abrir el Colegio

En el mes de mayo de 1940 ya habían vuelto las alumnas al colegio «Marqués de Vallejo», pero aquellas que deseaban estudiar bachillerato solo tenían la posibilidad de ir todos los días a Madrid al instituto. No obstante, pasado el tiempo, les ofrecieron la posibilidad de cambiarse a otro colegio llamado «La Divina Pastora«, ubicado en la calle García Morato, hoy Santa Engracia, de Madrid. Estaba regentado por monjas Terciarias Franciscanas, Misioneras de la Madre del Divino Pastor.

Unas 200 huérfanas pasaron por el Centro, entre los años 1945 a 1975. En los colegios de chicas siempre ha habido algún niño pequeño. Aquí también lo hubo, Angelito, que no tardó en pasar al colegio Infanta María Teresa.

Acudían las que estudiaban bachillerato al Instituto Beatriz Galindo primero, y luego al Lope de Vega, y las que hacían magisterio, a la Escuela Normal de Magisterio de la calle Santísima Trinidad.

Una vez se accedía al centro, había un pasillo, a continuación estaban la cocina y el comedor. Al lado derecho tenían la Capilla. Una escalera conducía a la primera planta donde se encontraban las aulas y el despacho de la superiora (la madre Marina, la madre Corazón,…). En la tercera planta estaban los dormitorios en los que cabían unas 15 alumnas en cada uno, con unas cortinas que separaban las camas para tener así una mayor intimidad. Una monja dormía en cada habitación para atender cualquier incidencia y guardar el orden, en un pequeño cuarto a la entrada del dormitorio.

La vestimenta consistía en un traje negro con la falta tableada, cuello blanco y medias y zapatos también negros. Para deportes, blusa blanca, falda y pololos azul marino y lacitos blancos en el pelo. La comida y el trato cuentan las antiguas alumnas que era de «buena calidad».

El teniente coronel de la Guardia Civil, Manuel Eymar, las visitaba mensualmente para saber de sus problemas, les traía alimentos y les informaba de ello para que no pasaran calamidades.

Las mayores, 15 o 16 años, salían de paseo los domingos por Madrid, con los consejos pertinentes. E incluso en ocasiones visitaban algunos de los otros colegios de huérfanos del Cuerpo.