1970 «ora pro nobis»

 

TITULO «ora pro nobis»
AÑO 1970-1980
PROTAGONISTAS La religión y los huérfanos
AUTOR Juan Manuel Orozco

Antes de comenzar este relato, quiero dejar claro que lo escribo con todo mi cariño y respeto a los católicos, que lo hago con el ánimo de que nadie se sienta ofendido y aunque no creo dar motivos para ello, en caso de hacerlo, os pido que tengáis en cuenta como atenuante que los hechos relatados fueron acaecidos hace muchos, pero muchos años y los protagonistas eran unos niños, muy niños que despertaban a la vida, que pasaron del rosario diario a la época del “destape” y “despelote por todos los lados” y que lo aquí descrito es lo que me quedo en la memoria de aquella época.

En lo referente a la religión, no tengo muy claro donde encajo yo a estas alturas de mi vida, si como católico no practicante o agnóstico creyente, lo que si tengo muy presente son un par de cosas:

  • En las situaciones difíciles, enfermedades y sufrimientos varios, es decir, cuando ves las orejas al lobo, siempre término hablándole a alguien a la vez que alzo la mirada hacia el cielo. Incluso en más de una ocasión me sorprendo a mí mismo teniendo una conversación con mi padre, en la que le pido consejo de cómo salir de alguna de las situaciones difíciles que nos suceden en el transcurrir de la vida, conversación que nunca pude tener cuando él vivía.
  • Procuro pasar por la vida sin hacer nada a nadie (ya sea vegetal, animal o humano) que no me gustaría que me hiciesen a mí.

Una vez dicho esto, también quiero recordar que algunas de las situaciones que aquí se mencionan ya están en otros apartados, pero como en otras ocasiones, merece la pena agrupar la mayoría de ellas sobre una misma temática y que tengan su propio relato, porque la religión en el Infanta fue parte de nuestra educación y forjo un pilar importante de la personalidad que ahora tenemos.

Oviedo 1968, creo interesante resaltar un poco los escasos recuerdos que tengo de cuando murió mi padre y la relación que teníamos en aquella época con la religión.

No sé si fue a raíz de la muerte de mi padre o es anterior, en el periodo de su larga enfermedad, pero en mi mente aún resuena la tintínela del rosario diario, recuerdo a mi madre vestida de negro total, con un rosario en las manos y a la vez que pasaba de una cuenta a otra decía el nombre de una virgen “mater amantísima, mater piadosa, mater desamparada” a lo que las vecinas que habían subido con una banqueta de madera y que la acompañaban contestaban al unísono y casi susurrando un melódico y cansino “ora pro nobis”. Al llegar a una cuenta gorda, a rezar un “Ave María” y así durante un tiempo que para mí era infinito y durante años, muchos años. Por supuesto no podía faltar el subir al cementerio, al principio casi a diario como intentando seguir manteniendo el contacto con mi padre, poco a poco y motivada por las “cicatrización” de las heridas, que aunque siempre están ahí van disminuyendo en su dolor y también motivada porque el desplazarse hasta el cementerio era un coste elevado tanto económicamente como en tiempo, mi madre fue espaciando las visitas hasta llegar a una semanal.

Los domingos de aquellas fechas, eran sagrados, no se podía trabajar y se vestía uno con sus mejores ropas, nos lavábamos y repeinábamos para ir a misa y comulgar, siempre comulgar ya que pocos pecados teníamos y si los teníamos eran veniales. La educación cristiana recibida era bastante rígida y dejaba poco lugar a la interpretación, los viernes de cuaresma no se podía comer carne, no se podía tirar la comida aunque luego existía la creencia popular que si al pan le dabas un beso antes de tirarlo, no era pecado……luego los 10 mandamientos, que te tenían comido el coco, si esto entra dentro de este, si este significa……total, si mentías, te sentías mal, si decías tacos, también….siempre con la losa encima de haber hecho algo malo y la necesidad de tener que confesarse para estar rápidamente en gracia de Dios y así, si te morías poder ir al cielo sin tan siquiera pasarte una temporada en el purgatorio expiando los pecadillos que arrastrabas.

Cuando supe que tenía que ingresar en el Infanta, me acojone un poco….“Allí, con la Guardia Civil por el medio y lo católicos que son ya verás que crudo lo tienes”…. me decía la gente. Craso error, sí que teníamos nuestras cosillas, pero en comparación con Oviedo, era “pecata minuta”, siempre me llamo la atención lo “liberal” que era el Infanta para algunas cosas y entre ellas, la religión, ojo, insisto, en comparación con mi Oviedo del alma.

Demos ahora un repaso a los lugares o actos que tenían relación directa con la religión católica y sus muestras de fe.

La capilla de Infanta

Quizás con el paso de los años, sea uno de los lugares más recordados del Infanta o al menos parada ineludible que todos hacemos cuando pasamos por el colegio con ocasión de hacer una visita, alguna comida o reunión de hermandad. Lugar atemporal que prácticamente no ha cambiado nada desde hace más de 50 años y sigue estando tan vigente como lo estaba en aquella época. Capilla no muy grande pero si muy coqueta, situada entre las escaleras que hay a mano derecha para subir al cine y los accesos a los dormitorios de pequeños y pisos de mayores a la izquierda.

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Tiene una bóveda central que finaliza en un bonito altar donde se encuentra y como no podía ser de otra manera, la patrona de la Guardia Civil, nuestra querida Virgen del Pilar. Recuerdo perfectamente sus escaleras de mármol de color granate veteado siempre limpias y relucientes, así como la luz que entraba por sus vidrieras. No puedo olvidarme de su característico olor y que dependiendo del día de la semana que fueses o el oficio que se hubiese celebrado, podías llegar a cerrar los ojos y ver el incienso humeante o los cirios quemado o sentir la presencia de flores de muchas flores…rezumaba algo de ese temor de Dios que querían transmitirnos, pero a la vez tranquilidad y paz. En más de una ocasión me sorprendí a mí mismo sentado o de pie en los últimos bancos y meditando un poco, seguro que había tenido un mal día. Al dejar el Infanta, en más de una ocasión me dio por visitar la iglesia del barrio y el encontrarla cerrada me llamo mucho la atención, como añoraba mi querida capilla.

Image3Era un lugar sagrado y como tal se trataba, allí era muy difícil hacer alguna de las nuestras, aunque se hicieron, pocas, pero se hicieron. En el Infanta podía armarse cachondeo en cualquier sitio pero aquí, no, como mucho algún rumor leve o alguna risa contenida por alguna burrada soltada por lo bajo o por alguna coletilla graciosa añadida al sermón del cura, quizás pudiera ser también algún pedo furtivo incontrolado y apestoso que avanzaba inexorablemente alrededor de la zona cero de emisión. No obstante, cualquier intento de cachondeo era abortado de inmediato por los inspectores o si estos no andaban alertas, el Padre Esteban se bastaba para hacerlo, podía empezar a repartir ostias sin falta de que fuese la hora de comulgar o sin que te pusieses en la fila para recibir el Cuerpo de Cristo. Era la única ostia que podías recibir estando en pecado mortal sin necesidad de confesarte ni tan siquiera necesitabas hacer la digestión. Si, si, la digestión, no se ahora, pero de aquella, no podías comulgar si hacia menos de una hora que habías comido.

También era frecuente que por su ubicación, al pasar un grupo de huérfanos para los pisos a ducharse o a cambiar las sabanas, o a cualquier otra faena, fuesen montando la algarabía habitual (innata en la mayoría de nosotros) sin percatarse de que en aquellos momentos estaba celebrándose una misa para la gente de la calle, en ocasiones, salía algún asistente a la eucaristía a dar un toque de atención más o menos amablemente, pero en alguna ocasión que otra, salía el Padre Esteban dando voces como si fuera la niña del exorcista. La estampida estaba garantizada.

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Dentro de los actos relacionados con la religión y que se desarrollaban en la capilla o sus alrededores caben destacar unos varios, a los más habituales, voy a dedicarles una líneas.

Primera comunión, como se puede observar en el recordatorio de Alejandro Montero Godoy, debían celebrarse a finales de mayo y por semana (el día 23 de mayo de 1963 fue jueves). Realmente no recuerdo mucho de ellas ni tan siquiera de ver a huérfanos vestidos para la ocasión, pero las fotos históricas dan fe de que se hacían y parece que bien, se vestía a los huérfanos al uso (de marinero, de almirante…) y se daba un banquete en su honor a los allegados

Aunque de esto último no tengo muy claro ya que solo he encontrado esta foto que me hace pensar que si podría existir dicha celebración.

Insisto que desconozco si los costes los sufragaba el colegio o debían hacerlo las madres y si los trajes eran heredados de otros compañeros.

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Image6Dentro del apartado de la primera comunión, podemos enmarcar también la confirmación como reafirmación en el cristianismo, creo recordar que venia un superior de la jerarquía eclesiástica vestido muy emperifollado y que después de una pequeña celebración íbamos pasando uno por uno a su lado y a la vez que murmuraba alguna oración, nos daba un cachete en la cara, de ahí que luego se dijese a modo de cachondeo y distracción para darle un cachete a alguien, “Soy el obispo de Roma y para que te acuerdes de mi, toma” a la vez que dabas una torta.

Confesión y comunión, era toda una jodienda que tu profesor de religión fuese tu confesor, aquel al que le tenías que contar tus secretos más íntimos, que te habías tocado, que habías mentido, que dijiste palabrotas…. no me termina a mí de quedar muy claro de que aquello no influyera para las notas de los exámenes, no creo que mirase de igual manera los ejercicios de un mentiroso compulsivo, redomado onanista y chorizo descarado que de uno que conto una mentirijilla.

Llegada la hora de la verdad, tenías que confesarte y contarle a aquel pequeño y mal humorado hombre que habías pecado contra casi todos los mandamientos…..que difícil lo hacia el Padre Esteban, que fácil nos lo puso el Padre Almellones, pero mejor os resumo con dos ejemplos que bien podían haber sido, casi reales, aunque seguro que el tiempo los distorsiona un poco:

Estilo Esteban
Huérfano: Ave Maria purísima.
Padre Esteban: Sin pecado concebida. Dime ¿Qué pecados tienes?
Huérfano: ¡Uhmmm!, vera padre……..yo es que……me toque……
Padre Esteban: ¿Un poco? ¿Mucho? ¿Tu solo? ¿Con amigos? ¿Con chicas?
Huérfano: No padre, yo solo.
Padre Esteban: Pero ¿Cómo, dónde?
Huérfano.: al ir a ducharme me roce y…..
Padre Esteban: ¿Algo más?
Huérfano.:…..también hice falso testimonio, una mentirijilla de nada y algún pensamiento impuro.
Padre Esteban: ¿Te arrepientes de haber pecado?
Huérfano.: Si Padre.
Padre Esteban: Bien, reza 7 padres nuestros y 7 avemarías y no vuelvas a tocarte ni a mentir más o arderas en el infierno eternamente….”Ego te absolvo in nomine patris et filli et espititus sancti”

Estilo Almellones
Huérfano: Ave Maria purísima.
Padre Almellones: Sin  pecado  concebida hijo.  Vienes  a  confesarte,  algún  pecado habrás  cometido,  dime  hijo,  ¿pecaste  contra  el  6º  mandamiento?
Huérfano: ¡Uhmmm! Si padre, un poco
Padre Almellones: bueno hijo, la carne es débil, tienes que procurar ser más fuerte y evitar la tentación.
Padre Almellones: ¿Algo más? ¿Contra el 8º o el 9º?
Huérfano:…..es que ahora mismo no recuerdo cuales son……..
Padre Almellones: No pasa nada, te refresco la memoria, ¿has tenido pensamientos impuros? o ¿algún falso testimonio?
Huérfano:…¡Siiii! Si………un poco de ambos…
Padre Almellones: Bueno hijo, no es tan grave lo que has hecho, pero recuerda que Dios vendrá en cualquier momento y querrá que estemos en gracia de Dios…….¿Te arrepientes de haber pecado?
Huérfano: Si Padre, mucho, no lo volveré a hacer más.
Padre Almellones: Bien, reza 1 padre nuestro y 2 avemarías….”Ego te absolvo in nomine patris et filli et espititus sancti” ve a jugar y a ser bueno.

Las diferencias son mínimas y quizás estén un poco distorsionadas por el tiempo, pero en aquella época tener que arrancar tu a hablar de temas tan delicados y recibir del otro lado gruñidos y aspavientos era bien diferente a que otro te fuese “invitando” a decir que pecados cometiste haciéndote ver que no eras un malvado por ello ni que te caería el mundo encima y que la “condena (penitencia)” que te imponía a rezar como un autómata el primero era más bien un simple acto de contrición al que te invitaba el segundo para que reforzase tu compromiso de arrepentimiento. No había color y así lo demostrábamos en las ocasiones que ambos coincidieron confesando o en otras que venían refuerzos de la calle a confesar, las colas para un cura u otro no dejaba lugar a dudas quien tenía más éxito, cosa que terminaba calentando más al padre Esteban.

Comunión, como comentaba antes, la comunión en el Infanta era un poco un arma de doble filo, quien te daba la comunión, te ponía nota de Religión…..¿no sé, no se? El caso es que bastantes comulgábamos todos los domingos y cuando empezamos a parar en el gorro mejicano, empezó la moda de pedir la ostia en la mano que a regañadientes se fue también imponiendo en el Infanta. Años más tarde, bastantes, empezó a hacerse en Oviedo, yo los veía y me hacía gracia, parecía que iban de modernos y nosotros ya lo hacíamos en el Infanta mucho tiempo atrás, en el Infanta todo se hacía antes que en provincias. Quizás mi desapego por la religión comenzó un día que estando en misa, me apetecido ir a comulgar pero no me había confesado y pecados tenía hasta de los “mortales”, tuve un arrebato, hice una recopilación de los pecados había cometido, me arrepentí de ellos, hice el propósito de no repetirlos, rece un par de oraciones, salí a la fila, comulgue y no me paso nada, nada se hundió, ni ningún rayo me atravesó, después llegue a la conclusión que si Dios era inmensamente bueno, no iba a ser tan vengativo de no perdonarme a mí, a Juan Manuel Orozco Calvo no iba a negarme la entrada a la hora de ir al cielo por una pijadilla de pecados. La siguiente vez y ultima que me confesé, fue para casarme, el cura que lo hizo, estaba de acuerdo con mis ideas y ya no he vuelto a pisar un confesionario.

Semana Santa, esta me pilla mas descolocado ya que afortunadamente las pase todas en casa, pero por recuerdos que tengo y fotografias de la pagina, podemos asegurar que los huerfanos que no iban a su casa la vivian de una manera un tanto especial, bien haciendo los via crucis por el Infanta bien acudiendo a la procesión del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores Coronada en Málaga (Iglesia de San Pedro).

Enlaces por si alguno no la conocéis:

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Ejercicios espirituales, como entrenamiento para fortalecer el espíritu podríamos definir a los denominados “ejercicios espirituales”, ese al menos era el objetivo de quienes los organizaban y algunos de los que se apuntaban a ellos. Se conseguía a través de charlas y lecturas del evangelio, de meditación y de mucha oración y recogimiento en unas instalaciones propicias para ello en el exterior del Infanta, en alguna congregación religiosa. Pero otros, entre los que me encontraba yo íbamos para pasar un fin de semana relajado, buena comida o al menos diferente a la del Infanta, descanso,…etc. pero no debía funcionar la cosa muy bien ya que creo recordar que solo me apunte una vez. Eso era innato en mí, me apuntaba voluntario a todo para ver cómo era, luego repetir ya dependía de cómo lo pasase en el primer intento. Creo recordar que esta práctica empezó a establecerse con el Padre Almellones, no recuerdo con claridad si con el Padre Esteban se realizaban.

La Adoración Nocturna, dirigida por el bueno de Don Hilario, quien al quedarse viudo se consagro como sacerdote.

Quiero recordar que se celebraba después de la cena un viernes al mes, no recuerdo cual, y asistían personas de la calle y algún que otro huérfano, no por su iniciativa religiosa, sino por las magdalenas y moscatel que te daban al final de la misma. Sin contar que asegurabas el notable en religión con el Padre Amellones (sobresaliente si participabas en la obra de teatro de final de curso “los extremeños”).

En la misma leíamos un libro en latín, del cual no entendíamos nada, alternativamente los que estaban a la izquierda y a la derecha en los bancos. Pero para los colegiales era una forma de hacer algo distintos, de acostarte un poco más tarde y que ese día los inspectores te permitieran un poco más.

Homenaje a la Virgen, como no podía ser de otra manera, el mes más bonito, el mes de mayo, mes de las flores y mes de la Virgen Maria, se sacaba una imagen a una pequeña capillita montada en un árbol pegada a la fuente que había en los jardines colindantes a la residencia y por donde se bajaba al campo de futbol.

Todos los días a las 18:00 (no recuerdo si festivos también, creo que sí pero un cuarto de hora antes para ir al cine a las 18:00 en punto) nos congregábamos alrededor de dicha capilla y en proximidad directamente proporcional a tu altura, es decir, cuando más pequeño más cerca de la Virgen y cuanto más alto, más lejos, bueno, más que a la altura, proporcional a la edad, ya que los había en básica que nos sacaban una cabeza a los de COU. Bajo la batuta (dedo) del Padre Esteban o el inspector de turno, cantábamos “El trece de mayo”…

El trece de mayo, la Virgen María
bajó de los cielos a Cova de Iría Ave, ave, ave, María (bis)
A tres pastorcitos, la Madre de Dios descubre el misterio de su corazón
Ave, ave, ave, María (bis)
El Santo Rosario, constantes rezad y la paz del mundo el Señor dará Ave, ave, ave, María (bis)….

Las señoras que trabajaban en el Infanta nos esperaban desde las ventanas de sus raquíticas habitaciones, rara era la vez que estuvieses en la fila y no echases una mirada furtiva para ver si estaban allí, puntuales como siempre, otros curiosos estaban por las proximidades de la puerta principal y a cantar. Realmente cuando lo hacíamos bien, daba gusto, te erizaba la piel, hasta los pelos de los brazos se ponían de punta, en otras ocasiones, la falta de ganas o los tremendos gallos forzados hacían que repitiésemos la interpretación más de una vez. Es con mucho el acto más emotivo que recuerdo de los que hacíamos en el Infanta relacionados con la religión.

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Remarcado en rojo el lugar donde se colocaba a la virgen
y frente a ella, en azul, todos nosotros.

Sagrada Misa, aunque de obligatoriedad solo era la de los domingos y fiestas de guardar, creo recordar que todos los días a las seis o siete de la tarde había misa a la que acudía gente de la calle y algún que otro huérfano y personal del Infanta, los domingos a las 09:00 para los alumnos y a las 12:00 o 13:00 para personal diverso y vecinos. Pero no me hagáis mucho caso en las misas de diario, tengo mis dudas.

Para unos críos como nosotros, la misa era un tostón además creo recordar que el Padre Esteban farfullaba gran parte de ella en latín cosa que aun la hacía más indigerible, si acaso era un poco animada o más bien diría que te despertaba de tu somnolencia el órgano y alguna que otra nota disonante que se oía de repente al acabar el páter su guion, no era de extrañar, creo que el que lo tocaba aprendió allí en nuestra capilla. No recuerdo su nombre, me lo presento en 2014 Pedro Merino y aún siguen en su mente aquellas misas y es capaz de tirarse un buen rato hablando de aquella época, quizás Pedro pueda aportar más datos al respecto.

También se producían los típicos canticos o murmullos con tono que pretendían darle un toque más moderno a la eucaristía, canciones como “Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor….” Y alguna que otra oración cantada era dirigida por el Padre Esteban desde el pulpito. El coro por aquella época era el típico de aquellos años, voces bonitas cantando viejas canciones u oraciones.

Con la muerte de Franco (1975), el estado se volvió aconfesional, el Infanta fue diligente y en breve paso la misa de obligatoria a voluntaria, con ello y la anterior llegada del Padre Almellones (1973) hicieron un cambio radical en las misas, se abandonaba el uso del latín, se daba al coro otro aire y su máximo esplendor fue cuando Antonio Campano lo dirigió y tenía como pilares básicos a dos compañeros míos de clase, Tomas Salas Casanova y Adolfo Perez Domínguez y luego una cuadrilla de huerfanillos con voces celestiales, Coro dirigido por Campano, acompañado a la guitarra por Adolfo Pérez Domínguez, Tomas Salas Casanova y José G. Ramírez Fernández, y donde sobresalía la gran voz de José Navarro (que gran artista se perdió esté país). Salas y Adolfo unos monstruos de la guitarra, con ellos no te cansabas de escuchar “Entre dos aguas de Paco de Lucia” o te maravillabas como después de escuchar una canción en la radio, se ponían manos a la obra y en breve la tenían pillada, los críos, tenían unas voces angelicales, esas que solo se tienen en la niñez y que se estropean con el paso de los años. También como yo, Salas y Adolfo, eran miembros de la tuna, en ella tocaban la bandurria y en alguna ocasión tocaron en misa con ella. Las canciones llegaron a dar nombre a la misa pasó a ser una misa cantada, animada y algunas letras aún se quedan en la memoria como “Yo pensaba que el hombre era grande por su saber, grande por su valer, grande por su poder, yo pensaba que el hombre era grande y me equivoque pues grande solo es Dios, Sube hasta el cielo y lo veras…….”, el padre nuestro campesino o el kumbayah. Daba gusto acudir a misa y escuchar esas voces melodiosas y cálidas y dejar de oír alaridos que recriminaban tus actos y abroncaban tu comportamiento y te hacían sentir el culpable de todos los males de la tierra, las nuevas misas, eran lo que tenían que haber sido siempre, una celebración alegre y entretenida, habían conseguido con su ingenio e innovación otro tipo de celebración,

Otra circunstancia que también hizo cambiar nuestra relación con la iglesia hasta el punto de que a algunos empezó a llamárseles “HH” en clara alusión al Padre Almellones y su famosa frase de despedida utilizando la coletilla de “Hacher Buenos Chicos”, no era otra cosa que las chicas, en el gorro mejicano había misa diaria a las siete de la tarde, chicas, guitarras…..una fiesta cristiana con mucha niña mona, muchos huérfanos iban por convicción y otros como yo por devoción (a las chicas claro y a pirar el estudio), pero el caso es que nos tiramos una larga temporada a misa diaria, algo bueno se tenía que pegar, digo yo.

Desde esta plataforma quiero agradecer a todos y cada uno de los componentes del coro el tiempo que robabais al recreo o al estudio para ir a los ensayos y hacer unas misas más llevaderas. Seguro que de aquella no supimos apreciarlo en su justa medida, pero hoy si, por ello a todos vosotros GRACIAS.

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Campano, Salas y Adolfo, debajo, los pequeños “monstruos”
de voces angelicales, ese era nuestro coro, esos eran “Nuestros niños del Coro”.

El cura o pater, casi todas las menciones que tenemos en nuestras páginas es para recordar al Padre Esteban y en casi todas no precisamente para bien, cura típico, de película, de baja estatura y orondo, siempre ataviado con su fiel sotana llena de lamparones que en su mayoría procedían de su propia baba que goteaba con frecuencia de su sempiterna pipa. Era habitual que te dejase muestras de ADN babil como “regalito” al pasar a tu lado en clase al inclinarse para ver que escribías, suerte tenías si acertaba en la mesa, pero si caía sobre la libreta o sobre ti…..¡Qué asco! ¡No si luego me suspenderá al enseñarle la libreta con manchurrones! Por ello, lo más práctico que podías hacer al aproximarse, era echar la libre a un lado y tu apartarte para atrás, asi la zona de impacto sería más controlada.

Creo que con mucho era la mano más larga y rápida al este del pecos……digo del Infanta (en que estaría pensando), repartía ostias consagradas y sin consagrar con enorme facilidad y a la mínima oportunidad, lo que hacía que se equivocase con frecuencia, como daños colaterales podríamos definirlos hoy en día. Tan hábil era con las manos como con la lengua para lanzar piropos a las jóvenes viudas que frecuentaban por el Infanta, a mi madre le dijo en un par de ocasiones que era muy guapa y joven para ser viuda, lo que le llamo enormemente su atención y le dio que pensar sobre el libertinaje que se respiraba en la gran capital, ¡Un cura lanzando piropos! Yo aún sigo pensando que tendrá que ver la edad o la hermosura para ser o no ser viuda.

Creo que tenía un pequeño cuarto en el ala del cine donde dormía y hacia su vida, también dio mucho que hablar una sobrina suya……..

No lo recuerdo como buen profesor, ni siquiera como buen cura, no es una persona que me agradase tener cerca, pero los años han limado asperezas y en mis recuerdos del Infanta siempre hay un hueco para el Padre Esteban, supongo que algo positivo debió transmitirnos. Al menos siempre que pregunto algo y el que responde comienza con “cuando”, me viene a la memoria su cantinela repetitiva que nos regalaba al contestar sus preguntas de clase o exámenes, “quien comienza con cuando, termina siempre rebuznando” y que razón tenía. No recuerdo cuando dejo el Infanta o si realmente lo hizo durante mi estancia en él, se me solapan los recuerdos con su sucesor, espero que quien tenga los recuerdos más claros que yo de un poco de luz a este asunto o cualquier otro y corrija o añada lo que considere oportuno, redundara en la veracidad de este documento.

No encuentro nada más que esta foto de él (derecha), es el del pañuelo en la cabeza, es de alguna celebración en la que había juegos o demostraciones de gimnasia en el patio central y las veían desde las terrazas del primer piso, sobre el comedor de mayores. Coloco además una silueta que no es la suya, más que nada por la pipa que siempre le acompañaba, espero que el propietario real de la silueta no se ofenda.

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En mi época apareció un buen día otro pater, Almellones (con una rima de co….jines), un Jesuita de cara bonachona, era una mezcla de Manuel de Falla (el de los billetes de 100 ptas. y Gandhi) y actitud bonachona, tanto que nos “mosqueaba” un poco aquel comportamiento, era cuando menos extraño que nos tratasen bien a cambio de nada, era un tipo fenomenal, sobre todo si como referente tomábamos a su antecesor, no recuerdo verle pegar a nadie, ni dar voces, siempre explicando todo de manera pausada, calmada y sobre todo intentando razonar cualquier discrepancia. Fue el que le dio un vuelco a las misas y a las anodinas clases de religión, nos llevó a su congregación a ver el coche de Carrero Blanco que fue donde cayó tras el atentado que le costó la vida. Poco más recuerdo de él, pero nunca se me olvidara algo que nos repetía a los adolescentes, “si cuando te limpias el sable en la ducha, a la hora de dar para atrás la piel, va cobrando vida propia, enfunda de nuevo y échate un poco de agua fría”, vamos, ni de coña………. Su catequesis causo en mi un profundo respeto a la iglesia, me enseño que hay gente desinteresada y buena que son capaces de dedicar su vida a los demás sin pedir nada a cambio y sobre todo que la religión no era el acogote diario y reprimenda continua, que no estábamos aquí para ser juzgados por todo y que con no hacer mal a nadie la cosa podía funcionar perfectamente.

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POST INFANTA

Aunque una vez dejado el colegio tarde mas de 35 años en tener noticias de el y sus habitantes, estoy seguro que mas de uno de los antiguos habitantes del Infanta ha realizado en la capilla alguna de las ceremonias mas importantes de su vida, bodas, bautizos y comuniones seguro que han sido frrecuentes. Los años van pasando y ahora tambien se estan celebrando funerales, por antiguos alumnos, profesores y educadores o sus familiares. Algo tiene el Infanta que tira de nosotros hasta el ultimo dia.

Y ya por ultimo y para no esquivar ningun tema por peliagudo que sea, un aunto que se sale de todo lo anterior pero que tambien me gustaria dejar aquí escrito como aclaracion para furuos lectores de nuestra pagina.

Durante los muchos procesos abiertos o casos descubiertos de pederastia relacionados con la Iglesia o instituciones gestionadas por sacerdotes o clerigos, en varias ocasiones me han preguntado si en el Infanta no habia pasado nada parecido, no por nada en especial, sino porque como colegio e internado que eramos, eramos un buen caldo de cultivo para que proliferasen ese tipo de aberraciones.

He intantado recordar para ver si hubo alguna situacion especial o cuando menos delicada y al respecto y por mi parte, no recuerdo ninguna, ni ver ni oir nada que pudiera ni tan siquiera parecer medianamente sospechoso.

Pudimos tener docentes mas o menos afortunados, inspectores mas o menos implicados y curas mas o menos evangelizadores, algunos de todos ellos con la mano mas suelta de lo que seria deseable hoy en dia, pero nunca aprecie en el Infanta el mas minimo atisbo de abuso sexual.

Esto es todo amigos, espero que comenteis y amplieis esta informacion con vuestros datos y esperiencias personales.