1968 La Mina

TITULO La Mina
AÑO 1968
PROTAGONISTAS Unas grandes personas
AUTOR Pedro Merino

La Escuela Capitán Cortes, Talleres, o más conocido como “la mina”, lugar donde muchas veces por error y una clara injusticia mandaban a aquellos huérfanos que, bien les constaba más sacar los cursos o simplemente alguien lo decidía de forma indiscriminada sin dar una mínima oportunidad.

 

En algunos casos terminaron mal, los que tenían más suerte en la Guardia Civil y en algunos casos de aquí salieron grandes profesionales, como lo demuestra su desempeño laboral hoy.

 

Sinceramente visto hoy desde la distancia, la Escuela Capitán Cortes era un centro de formación profesional muy avanzado, tal es así, que hoy en día muchos centros no han llegado a ese nivel en preparación y posibilidades de aprendizaje.

Se cursaban enseñanzas que no se podían realizar en otros centros, (forja, carpintería, electricidad, mecánica, delineación, etc.), con una enseñanza práctica y unos medios que eran la envidia de Madrid. Recuerdo que solo centros como Retamar y La Paloma podían competir con nosotros.

El 18 de junio de 1943, se colocó la primera piedra de la Escuela Técnica Profesional, aunque los estudios ya se realizaban en las aulas existentes.  Siendo bendecida por el Obispo Auxiliar de Madrid, Doctor Mocillo, con la asistencia del subdirector de la Guardia Civil, General Romero Basart, el Gobernador Militar de Madrid, General Sáenz de Buruaga, el Subsecretario del Ministerio de Educación Nacional, Sr. Rubio y el Alcalde de Madrid, Sr. Alcocer.

El 25 de septiembre de 1954 se publica el Decreto ley por el que se reconoce oficialmente la Escuela de Formación Profesional “Capitán Cortes”, como Instituto Laboral de carácter no estatal, siendo un centro piloto del ministerio de educación. Se impartía mecánica, electricidad industrial, forja y soldadura.

Por esta escuela han pasado cientos de huérfanos, aprendiendo un oficio o varios. Algunos muy duros de mollera: Matito, Aguilar, Bejarano, etc. Pero todos ellos huérfanos que mataban por sus hermanos pequeños.

Incluso en mi caso, soy de bachiller, nos llevaban una tarde a la semana a aprender un oficio, pasando a lo largo del curso por carpintería, electricidad, forja, etc, situación que me ha permitido ser un aficionado a chapuzas caseras y no me ha ido mal.

Es una pena que la “Escuela Capitán Cortes” se cerrara, y se perdiera el gran centro que teníamos. Pero esos es otra historia y para otra ocasión.

Un abrazo a los hermanos de talleres.