Merino, Orozco y otros…

TITULO Merino, Orozco y otros…
AÑO 20/11/2014
PROTAGONISTAS Unos ilusionados por el Infanta
AUTOR Laureano González Rodríguez (Cartapacio de Sandeces)

Fatídica colección de recuerdos es, un glosario de muertes anunciadas. Tal vez para entonces los sentimientos los tenga ya gastados y viva el presente sin rumbo coordinado, si es que todavía Dios no me ha llamado para pedirme explicaciones para darme el nuevo destino. Dentro de 19 años, es decir mañana, estaré deseando descansar, no quisiera sufrir, y ardería en deseos de que un chaval de 69 viene a darme una palmadita en el hombro para decirme ¡¡”Hola, hermano”, ¿te acuerdas de los capones que te “endiñó” D. Evaristo?…!!

Forjar un mundo irónico, alternativo al realmente existente, mediante una crítica meditada, es fácil de decir pero difícil de digerir. No me veo dentro de 19 años, es decir mañana, sentado frente al ordenador para deleitarme con las “Historias del Infanta” o escribiendo idioteces en “Cartapacio de Sandeces” para sacar una pequeña sonrisa de mis eternos amigos a la vez que compañeros de fatigas, a los que siempre he brindado la mano de mi amistad, ya que con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos.

No me resigno a que, cuando las generaciones mueran, siga el mundo como si no hubieran existido. Destruido el Colegio “Infanta María Teresa” y exterminadas de un solo plumazo las nuevas poblaciones de huérfanos para su formación en dicho centro, solo nos queda la incertidumbre de si persistirá en el recuerdo tantas y tantas horas de hermandad mantenida a lo largo de un siglo. La fraternidad es el amor recíproco, la tendencia que conduce al hombre a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él.

Por desgracia, muchos de nosotros a lo largo de la vida pasamos por momentos duros. Pero el dolor forma parte de la existencia y tiene un valor educativo. Algunas veces olvidamos cosas importantes de nuestro pasado, cuando debemos quedarnos con algunos de nuestros recuerdos. No se trata de acumular cosas en casa como una zahúrda, es sólo conservar los recuerdos.  No importa de dónde sean las personas, siempre habrá algo en común que compartir con ellas. Necesitamos de los demás para sobrevivir, para educarnos, para progresar en todo sentido y para trascender por el amor. Y, aunque en ocasiones nos gustaría poder escoger qué olvidar y qué recordar para siempre, necesitamos de los demás para ser personas.

Merino, Orozco y otros… Son seres que rebosan sociabilidad y filantropía por todos sus poros. Estamos necesitados de ellos, por su afabilidad y su desinteresada relación con el resto de las personas. Es obvio que, como le sucede a todo ser humano, necesitan compartir momentos de intimidad y de soledad. Pero eso no es óbice para que nos demuestren cada día que se alimentan del valor de la amistad, del compañerismo en el plano laboral, de las relaciones familiares e incluso, de los vínculos más entrañables como los de la niñez y adolescencia transcurridas en “nuestro Colegio”. ¡¡Por favor preservar la senda marcada…!!

“Cartapacio de Sandeces”, 20/11/2014