1971 Hospital Central

TITULO Hospital Central
AÑO 1971-1979
PROTAGONISTAS La enfertería y el dentista
AUTOR Juan Manuel Orozco Calvo

La relación que teníamos  los huérfanos con la enfermería, era un poco de amor/odio,  cuando estabas fuera, añorabas la parte buena que tenia, como por ejemplo, no madrugar, ni pasar frio en invierno, tener todo el tiempo que querías para dormir, natillas (y con Galleta María) de postre, la buena atención de la madre de José Gabriel Ramírez (Adriana), la de Jose María Serrano (Antonia), y otras muchas más que pasaron por allí,  en fin, todo ello era tentador y en alguna ocasión incluso forzábamos los ingresos.  

Por otro lado, todo dependía el diagnostico, porque podía tocarte inyección diaria y aquello ya no gustaba tanto. Cuando estabas dentro, añorabas el ir a jugar al oír las estampidas que se producían en los recreos, las habitaciones daban para el campo de baloncesto y el frontón y este ultimo, llamaba mucho, además estabas deseando salir a volver a ver a los amigos y que te pusiesen al día de todo, menos de clase por supuesto.

Algo que acrecentó mi temor a volver a la enfermería, era el dentista que tenia consulta los martes (creo), también le he echado la culpa de mi pánico a estos profesionales y hasta hoy en día, solo de pensar en su nombre, me entra repelús.  No se si era profesional colegiado o alguien aficionado, creo recordar que era mas bien bajo y siempre con su bata blanca y aquella silla (de peluquero) donde nos sentábamos y a comenzar la faena, no había opción B, siempre A, y esta era la extracción. 

En una ocasión y el mismo día de marchar de vacaciones, me saco una muela con una lucha titánica que recuerdo, como será, que a veces dudo de que nos pusiera anestesia, pero en otras ocasiones, recuerdo sus pinchazos dolorosos y fallidos….aun me respigo ahora.  Bueno, allí subido con una pierna y después de tirar de mi muela, consiguió sacarla, por la noche, de viaje a Asturias, no tenia ni ganas de comer los bocatas, es mas, creo recordar que los sortee antes de ir a la estación (ya debía estar fastidiado).  Pase toda la noche con bastante dolor e intentado dormir, cosa que no conseguí, también coincidió que era una de las pocas ocasiones en que viajaba solo, estaba en ese paso de que tenias un mayor que se encargaba de ti al siguiente en que tu te encargabas de otros. El caso es que al bajar del tren medio adormilado veo a mi madre venir histérica corriendo y preguntando “¿Pero que te ha pasado?”, pensaba que se refería al típico despeinado con el que llegabas y que intentabas arreglar con los dedos, una vez que comprobó que estaba bien, me llevo a un espejo y pude ver que tenia un lateral totalmente hinchado con un flemón de órdago y por la boca bajaba sangre seca que había quedado escandalosamente reflejada en mi jersey claro. 

Creo que volví a ir otra vez al dentista del Infanta pero por verdadera necesidad y sucedió algo similar.  Después como decía, tarde en ir a uno y me extraño tanto en una extracción que me hicieron, que me enviasen con un tratamiento para curar una semana y después extraer, que pijadas, si en el Infanta se hacia todo a la vez o quizás al revés, primero extraigo y luego cúrate.

Bueno, supongo que en mi relato se entremezclan ingratos recuerdos y la propia leyenda que vamos creando con el olvido, pero lo que si recuerdo y muy claro, es que me preguntaba como Ramírez no tenia miedo el ir a ver su madre a diario y varias veces, yo cuando pasaba por la sala de este hombre, pasaba corriendo.

Ya mas adultos y en una de las pocas hospitalizaciones que se realizaron en nuestra época, fuimos a ver a Merino (o eso creo) al hospital militar, no se si fue Juanra el que organizo la expedición, cuestión de apendicitis.

Otro día, mas.

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