1975 Las Croquetas

TITULO  Las Croquetas
AÑO 1975
PROTAGONISTAS Los Alumnos
AUTOR Miguel Ángel Barroso Lanza

Las croquetas eran la Penélope Cruz de la cocina del Infanta. No importaba que estuviesen quemadas o crudas, eran croquetas y no había nada mas que hablar.

Recuerdo que era un segundo plato que llegaba después de un primero de legumbres (en este punto, el alemán hace estragos y no recuerdo si eran detrás de garbanzos, judías pintas o lentejas, aunque me inclino mas por las judías pintas).

Un pinche, -por supuesto de Palencia, como todos-, que empujaba el carro de la cocina repleto de “placas” de aluminio (una especie de largueros de unos 50 centímetros fabricados en la empresa Manufacturas Metálicas Madrileñas), como los vasos y las jarras que usábamos, dejaba sobre cada una de las mesas la placa con 32 croquetas y, ahí, en ese punto era cuando los ojos empezaban a girar como el sol en la aparición mariana de Fátima ¡por fin!, alli estaban las croquetas, perfectamente colocadas en la placa con pinta de estar diciendo: “Huérfanos, aquí estamos a vuestra disposición, ¡¡comednos!!», era como una invitación erótica (Creo que alguien ha llegado al clímax a la vista de las croquetas).

Pausadamente pero con ansia reprimida, recogíamos nuestras 8 croquetas per cápita, de lo cual se encargaba el que le tocaba servir la comida ese día y las comíamos con un placer inusitado, como si fuese la última vez que las comíamos, como la ultima comida del condenado a muerte.

Llegábamos incluso a jugarnos las croquetas bien al futbol, a baloncesto e incluso a frontón y puedo asegurar que nos matábamos para no perder.

Si perdíamos, con gesto desolado íbamos a cenar y como “el honor es la principal divisa” y eso lo teníamos mas que aprendido, llevábamos él trofeo a los vencedores, eso si, con lágrimas en os ojos.

Lo curioso del caso es que las croquetas estaban sobrevaloradas: eran “La princesa del pueblo” de la época. Tenían una inmerecida fama de su exquisitez y realmente solo tenían masa; se componían de bechamel y pan rallado, no había más.

Teniendo yo 13 años y estando en tercero de bachiller, D. Esteban el cura organizó el “Paso del Ecuador” o “La Fiesta del Rollo”, repartiendo los diferentes papeles a los intérpretes y a mi me toco meterme con todos los profesores y sobre todo con el Brigada de la cocina, al que en un poemilla bastante bien armado del propio D. Esteban, le decía en un verso: “de solo pan las croquetas que nos dejan como ascetas y otros guisos por igual, que los cambien poco a poco, que uno va a terminar loco….”, con lo que se demuestra que no solo yo me había dado cuenta de la falta de algo mas en la masa croquetil (jamos, pescado, pollo huevo o algo que se le pareciese).

Esa fue mi época y así pasaba y, por lo que he leído, su inmerecida fama siguió en épocas posteriores.

5 respuestas a 1975 Las Croquetas

  1. Moral Ruiz dijo:

    mi abuela trabajaba por esa epoca en el comedor,Maria Ruiz se llama,todabia vive.Sus croquetas son todabia cremosas con esa bechamel,justo como usted dice.

    • Anónimo dijo:

      Conocí a tu abuela. Manuel Moral Ruiz, y yo fuimos compañeros de clase muchos años. Por cierto, un gran jugador de balonmano y buena persona.
      un abrazo

    • Manuel G. Vila dijo:

      Hola, yo conozco a tu abuela, pues era compañera de mi madre en el comedor. Dile que Pilar Vila, mi madre, se acordaba mucho de ella. Fueron muy buenas amigas. Ahora ya no recuerda quién es ni lo que ha sido su vida. La mente le ha abandonado hace tiempo. Me ha alegrado mucho ver tu mensaje. Dale muchos besos a tu abuela, una gran mujer. Un fuerte abrazo

  2. Miguel-in Rivas Jiménez dijo:

    Buenos días compis!
    Pues me he topado con este artículo (ya lo había hecho con la página hace tiempo) y no me he podido resistir a leerlo… Jolín, no me acordaba ya de que las croquetas del Infanta fueran recordadas con tanto Amor y Deseo como lo hacía y aún hago yo!!
    Pero sobretodo quiero dejar el comentario primero para agradeceros esta compartición de sentimientos y vida y segundo para ampliar algo el artículo. Esta ampliación viene a mi recuerdo de esta exquisitez para nuestros paladares a «toro pasado». Eso quiere decir que yo, sobretodo, recuerdo en el día de después… Ese día en que la Princesa del Pueblo ya estaba un poco manida y pasada y que cuando teníamos el recreo y los «externos» sacaban su bocadillo de casa nosotros, los «internos», íbamos con cara de haba a la cocina por su parte trasera para «mendigar» si hubiera o huebiese sobrado croquetas del día anterior… para, en la mayoría de los casos, agradecer al cielo, tierra y cocinero que nos llenaran las palmas de las manos con las susodichas sin paranos a pensar cuán lamparones nos dejarían en nuestros fastuosos jerseys pero que serían males menores ante un bien mayor… QUÉ BUENASSSS ESTABAN!!!
    Aún lo sigo contando cuando surge el tema, como historia del «abuelo cebolleta» y aún me sigo emocionando y salibando con ese recuerdo…
    Gracias de nuevo por revivirlo y un abrazo fortísimo!

  3. Antonio Bravo dijo:

    Que mayor verdad.
    Y que decir de esas placas con las tortillas de patatas?

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