1972 Don Celestino y La Osa

TITULO Don Celestino y La Osa
AÑO 1972
PROTAGONISTAS José Antonio Martín «El Cura» – Don Celestino
AUTOR José Antonio martín «El Cura»

Era por la noche,  creo que era sobre 1972, estábamos en sexto de EGB, sobre las 10.30 o 11.00 escuchábamos por la radio “El Fantasma de la Opera”, buenísima y acojonante obra radiofónica, yo dormía al lado de Merino, él era el 268 y yo el 269, a mi izquierda dormía Cesar, no recuerdo su número, pero seria aproximado ya que entonces nos ponían en el dormitorio por orden de número, salvo que te orinaras por la noche, que te ponían en el dormitorio que se encontraba en el centro de la nave y próximo a los lavabos.

Se estaban metiendo con Pacheco (extremeño, tenía a su madre en el comedor),  había un profesor de primaria, que le llamaba Pacheco Areco, (presidente del Uruguay), lo de como le llamaba era lo de menos, a todos, cuando nos nombraba  este profesor, tenía una cantinela diferente, a mí,  por ejemplo, cuando me nombraba,  empezaba a canturrear; debajo de un botón el sr. Martín, tin tin, había un ratón, etc., esto lo hacía siempre y con cualquier apellido, no recuerdo el nombre de este profesor, sor, sor).

No se por qué, a Pacheco, los huérfanos le llamábamos la Osa,  (Perdóname Pacheco, si lees esto, no pretendo ofenderte)

Estábamos montando una algarabía tremenda y de repente apareció el inspector Celestino, el cual tenía unos cambios de humor muy extremos, cuando estaba de buenas, podías hacer lo que quisieras con él, pero como estuviese de malas lo mejor era ni acercarte,  esa noche estaba en la segunda fase,  por lo que, enfadado nos castigó a todos a salir de la cama al pasillo de “plantón” (castigo,  en formación, en silencio, de pie durante una o varias horas, incluso a veces haciendo izquierda, derecha y media vuelta).

Cuando ya estábamos en pleno plantón salto un huérfano, (no recuerdo su nombre, era de granada, y tenía un hermano más pequeño que él en el colegio) para tratar de defender a Pacheco, dijo en voz alta,  “D. Celestino es que al chaval le dicen osa, osa y el chaval no quiere osa”,  se montó un cachondeo tremendo, por la forma que tuvo este último de expresar tan gráficamente los hechos, todo ello por supuesto con animo de aplacar la ira de D. Celestino y con la mejor intención del mundo, este, no hizo mucho caso a tan extraña alegación, por lo que nos tuvimos que chupar el plantón, no recuerdo el tiempo total, pero seguro que fue un buen plantón.

12 respuestas a 1972 Don Celestino y La Osa

  1. Anónimo dijo:

    de solorzano me acuedo era de baja estatura y trabado alias la burra y la cadena del silvato te dejaba las piernas marcadas para unas semanas que sera del

    • Alfredo Díaz dijo:

      de solorzano me acuedo era de baja estatura y trabado alias la burra y la cadena del silvato te dejaba las piernas marcadas para unas semanas que sera de él

  2. Miguel Ángel Pérez Delgado dijo:

    Leo los comentarios y veo que sois todos más jóvenes que yo, que suerte tenéis
    Estuve en el Infanta en los años cincuenta siendo director D. Tomas Alvira y tengo un buen recuerdo de el, pues cambio a mejor muchas de las normas que se encontró cuando llego.
    De los inspectores recuerdo a casi todos, pero especialmente por tener la mano siempre dispuesta a darte un chuleton a Solórzano y a otro que le llamábamos el Pimiento, por su enorme nariz
    Por cierto en esa época llego un inspector, físicamente muy bajito, que era D. Jacinto. Al poco tiempo era el dueño del cotarro y estaba por encima de todos los inspectores, los cuales se acojonaban mas que nosotros cuando llegaba el. Si había cualquier bronca, apareciendo D. Jacinto terminaba con ella en segundos.
    Por cierto alguno de mi época sabe que fue de el?

  3. Anónimo dijo:

    Mencionas al inspector Jesus Solórzano, conocido como «la burra».Su mayor afición era dar con la cadena del silbato en las piernas. Jod… Como dolía. Siempre con el mismo traje marrón.

    • Fausto dijo:

      En la época de «la burra» había buenos ejemplares, yo recuerdo dos cuando todavía estaba en primaria que eran buenos ejemplos: Uno de ellos le llamábamos «el caníbal», solo recuerdo que era zurdo y que antes de soltarte una hostia se cambiaba el reloj de lado, creo que se apellidaba Soto. Otro buen ejemplar que compartía cartelera con él era «el gamoño», apodado así porque se llamaba Cristobal y en aquellos tiempos había un personaje en televisión que se llamaba Cristobalito Gamoño. También teníamos profesores como «el capones» o el inventor del «bocadillo» ya citado en otro sitio. Alguno tenía un puntillo de sadismo.
      Tal vez alguno piense que hoy haría falta algo de eso, pero por el otro lado, hubo profesores ya incluso en primaria o primero de bachiller, de los que no recuerdo que nos levantaran la mano y no por ello se les tenía menos respeto (bueno, vale, tampoco más). Caso de D. Francisco Arquero, el tte. coronel Espinazo y varios más.

    • Martín, creo que el huerfano que te refieres de Granada, es Peña Lozano. ojuu cuantos recuerdos, de los plantones noturnos, recuerdo uno, tras ser sorprendidos un medio de una batalla de almohadas,¿ recordais la indumentaria de la lucha? el escudo era una almohada y el arma una toalla con un nudo en la punta, sentado en una de las mesitas de noche mientras otro empujaba dicha mesita y protegiendo su espada y cabeza con otra almohada, que momentos,pero en el calor de la batalla apreció el inspector, todo el alboroto se convirtió en silencio sepulcral, la consecuenia: 10 castigados de plantón, en mitad del pasillo, en fila y en silencio mientras este inspector (no recuerdo su nombre), estudiaba y escuchaba «EL LAGO DE LOS CISNES» , no se si por aburrimiento o por amor al arte, comencé a emular a los bailarines dando saltitos y piruetas, no tardaron mucho mis acompañantes en hacer lomismo, menudo espectaculo todos en silencio bailando (por decirlo de alguna manera jajaj), ensimismados en nuestra actuación, el inspector nos habia estado mirando, sin que nosostros nos dieramos cuenta y al terminar la pieza, una carcajada brotó de su garganta y comentó, con el mismo sigilo que habeis danzado, iros a la cama, asi que gracias ese bailecito nos libramos del plantón. saludos y un abrazo a todos

  4. Yo estaba en Infanta cuado estaba Solorzano, por cierto era una perosa non grata, por no decir otras cosas, estaba tanbien don Evaristo, otro de los que tengo malisimos recuerdos, era la epoca del director donTomas Alvira y mas tarde de don Manuel Carrascosa, yo tendria entonces 9 o 10 años. Ya ir´contando ancdotas de mi estancia en Infanta.

  5. Manuel García Méndez dijo:

    Creo que estáis un poco liados con los nombres de los personajes que citáis. El profesor de las cantinelas y que además era el de los «bocadillos», una mano para arriba y otra para abajo, no era otro que D. Manuel Martínez. Lo de «Pacheco Areco» lo debía decir a cualquiera que coincidía con ese apellido pues en mi curso estaba Pedro Guerra Pacheco, al cual también le asignaba ese apodo.

  6. Jesús Carranza Cañas dijo:

    Me acuerdo que cuando Don Celestino estaba en la «segunda fase» (mala leche), te endiñaba unos guantazos que les llamábamos «bocadillo»:.A saber, una mano en dirección ascendente y la otra descendente haciendo coincidir a la misma vez el impacto de ambas en cada una de las respectivas mejillas..salías con la cara bien caliente y un zumbido de oídos de órdago… Por suerte no recuerdo haber «comido» bocatas semejantes (sólo los de Qunito de tortilla y pimiento frito), pero los que lo probaban.., así lo definían.
    Un fuerte abrazo.

  7. Manuel Afán de Rivera. 72-78 dijo:

    Eso era compañerismo. Más de un plantón nos hemos chupado algunos por no decir quién había hecho alguna fechoría, pero allí nadie hablaba aunque el plantón durase un par de horas.

    • Jesús Carranza Cañas dijo:

      He de decir compañero Afán, que llevas razón en lo que dices, pero que, como en muchas ocasiones en la vida, uno se arrepiente de alguna cosa…. sobretodo después de tantos años allí conviviendo. Yo por mi parte entono el «mea culpa» porque en algún momento queriendo liberar a mis compañeros ( y a mí mismo) del plantón, sí que me «chivé » de alguna situación, hecho del que me he arrepentido profundamente durante todos estos años. Quizás sea este el momento de pedir disculpas a todos aquellos a los que pude perjudicar. He de admitir que el compañerismo era uno de las principales «dogmas» del Infanta y yo siento que en eso fallé. Lo siento.
      Un fuerte abrazo.

      • Si que es cierto, la ley del silencio, pero tambien es cierto que en algunas ocasiones (yo al menos) estaba deseando que alguien “cantara” y se diese por finalizado el planton. Habia ocasiones, que estos plantones eran una injusticia total y en ellos, entendia perfectamente la ley del silencio, pero en otras ocasiones eran motivados digamos que por los habituales y si te pillaba un mal dia, lo que querias era acostarte y nada mas. En aquellos que terminaban de forma inesperada, no me preguntaba porque habia sido, si por confesion, por chivatazo o por cansancio del inspector de turno, daba igual ,se acababa y ya estaba. Por eso Carranza, no hay nada que sentir, nadie fallo, eramos unos crios, unos aguantaban mas que otros y ya esta. Yo no recuerdo haber sabido que tu “cantases” alguna vez y mira que pasamos plantones juntos (seguro que yo mas que tu) y si en su dia lo supe, mi memoria lo ha olvidado y recuerda solamente, como un grupo ce chavales, con sueño en ocasiones, en otras con frio o con las amezas de Gaspar diciendo “Ya vereis los retortijones que os daran a la una de la mañana” pasaban horas de pie, con la cama tan cerca, en unas ocasiones por motivos injustos en otras por no delatar a quien primero no te habia dejado dormir. Si alguna vez diste el paso de chivarte, ten por seguro que si no lo hubieses hecho tu, a los cinco minutos mis fuerzas no lo hubieran soportado y hubiese cantado yo.

        Un fuerte abrazo.

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