Homenaje a los Hermanos Mayores

TITULO Homenaje a los Hermanos Mayores
AÑO Siempre
PROTAGONISTAS Todos
AUTOR Juan Manuel Orozco

DEDICADO A LOS HERMANOS
JUAN CARLOS Y MIGUEL ANGEL HIDALGO

Motivados por unos hechos recientes, hemos querido rendir un pequeño homenaje a todos los huérfanos que en un momento dado fueron guía o protección de otros más pequeños, nos fijábamos en ellos, queríamos ser como ellos, eran nuestros ídolos en los deportes y tenían mucha más influencia en nosotros que cualquier pedagogía aplicada en aquella época.

Como veréis en el relato, los hermanos Hidalgo siempre llegaban a casa primero, esta vez también lo han hecho, espero que nos esperen allí por mucho tiempo y cuando nos reunamos de nuevo, nos cuenten todos los trucos para escaquearnos y disfrutar del cielo.

El fallecimiento en escasos 10 meses de estos dos hermanos Asturianos trae a mi memoria la figura que desempeñaban algunos huérfanos con sus paisanos más pequeños, nos acompañaban en los viajes de ida y vuelta a casa, nos protegían o nos daban simples recomendaciones que nos eran de gran utilidad. Este comportamiento no era solo exclusivo de las personas de tu región, algunos mayores “adoptaban” o tomaban como protegidos a algunos huérfanos que corríamos bajo su amparo en caso de emergencia, necesidad o simplemente en busca de un mimo que te pudieran dar. Los que tenían hermanos mayores, tenían también como apoyo a sus amigos.

Voy a personalizar en mí, este relato y lo que me tocó vivir primero como protegido y después como protector.

El primer contacto que tuve con los Hidalgo, fue en mi primer viaje a Madrid, aunque yo iba con mi madre, ellos con Pascual , hermanos Cantabrana , Díaz, hermanos Nosti o Seijo Campillo andaban por el tren, algunos me llevaban pocos años o eran de mi edad como el pequeño de los Nosti, pero la veteranía que desprendían hacia parecer que nos separaban muchos más años. Me chocaba enormemente que yo estaba, supertriste y acojonado aunque aún al amparo de mi madre y ellos eran todo risas y abrazos de reencuentro.

En el viaje no les hice mucho caso, no los conocía salvo a Pedro Manuel Pacual, su madre era amiga de la mía e íbamos con frecuencia a su casa de visita. Una vez llegados al Infanta la cosa cambio, siempre que veía a algún mayor por las cercanías, los buscaba a ellos con la mirada, cada vez que los veía, me parecía que veía un poco de mi Asturias lejana, hablar con ellos me daba seguridad, aunque solo fuese por el acento que tenían, me sonaba a gloria bendita a diferencia del batiburrillo de acentos que allí se oían que me resultaban, cuando menos extraños y que luego con el paso del tiempo me enamoraron.

Me orientaban, me preguntaban como estaba, si necesitaba ayuda, me aconsejaban como hacer una cosa u otra, como conseguir esto o aquello, donde jugar, con quien no meterme, quien no me convenía…y un largo etc., pero las palabras más alentadoras eran “si te pasa algo o alguien te pega ven a buscarme” te daban un poco de seguridad en aquel guirigay que a veces se convertía el Infanta. Después, al aproximarse las vacaciones, tenías que ponerte de acuerdo con ellos para decirle a tu madre con quien viajarías para que firmase la autorización o si era en Semana Santa, darles el dinero para sacar el billete o sacar las reservas de asiento.

Tengo aún muy presente en mi mente, en los viajes a casa , los Hidalgo, especialmente Juan Carlos, al estar próximos a “Las Segadas” (localidad a cinco minutos de Oviedo que tenía apeadero pero no para el expreso), decía a voz en grito, “huérfanos yo ya estoy en casa”.

Esta era la oportunidad más clara que tenías de tener un protector, pero existían otras como cuando pasabas del comedor de pequeños al de mayores, al no tener un sitio fijo para sentarte, deambulabas por el comedor buscando un hueco, normalmente mirabas algo acorde a tu edad y talla y te hacías el loco si veías algún hueco en una mesa de los más mayores, en uno de mis primeros días en este comedor, vi una mesa, eran mayores, bastante mayores pero “qué carajo” pensé y allí me senté, el primero en recibirme con un “¿a dónde crees que vas primario?” fue Canora, el mayor, me acojono un poco pero inmediatamente Jose Luis (creo que Garcia) y Maturana, le bajaron los humos…comimos , me preguntaban cosas sobre mí y de mi Asturias, debí caerles en gracia ya que me invitaron a volver al día siguiente …… ¡Jope! Que importante, había quedado con unos mayores, y así lo hice durante un tiempo, hasta que pude formar mi propia mesa. Mientras Canora intentaba descargar en mi todo lo que le hacían a él, ellos le cortaban y a cualquiera que osara tocarme en su presencia, luego cuando no estaban era otra cosa, ahí, había que sobrevivir por nuestro medios.

Eran justos y equitativos a la hora de repartir la comida, si a mí me tocaba la pechuga, cogía la pechuga (era lo más codiciado en mi época), si Canora intentaba mover la “placa” para que le tocase a él, le podía caer una colleja…y así un largo etc.

Con ellos cogí una buena relación, los visitaba de vez en cuando en su clase de talleres. En cierta ocasión tenían ganas de liarla y me preguntaron que si podían pintarme una mariposa en la cara, la verdad, me pintaron una preciosa que ocupaba toda la cara y llamaba la atención…hasta que el inspector de turno me obligo a quitármela, no tenía ni idea que ahí estaba naciendo el facepainting, precursor del bodypainting.

No tengo ni un solo recuerdo malo de ninguno de ellos, recuerdo perfectamente a Santaella elevándose a una altura considerable y casi paralelo al suelo en las proximidades de la portería del equipo contrario, para soltar un trallazo terrible que como siempre batiría al portero de balonmano, a Macías defendiendo en el área de nuestro equipo o Apesteguia elevándose en el aire para encestar, es difícil definir la mezcolanza de sentimientos que tenía al verlos, seguridad, consuelo, recuerdos de casa, proximidad de las vacaciones, ayuda segura……en resumidas cuentas, me aportaban tranquilidad y de mayor quería ser como ellos.

En una carta que envié a mi madre le decía el 23/03/73….sabes que tengo amigos de 16 a 18 años y que me saludan siempre que me ven y me dan la merienda muchas veces.

Posteriormente, a mí me tocó ser ese hermano mayor, no sé si de quien lo fui tienen estos mismos recuerdos, espero que si. Recuerdo a Javier Gomez (Wafri) de Ribadesella o a Pajares, con ese nombre le conocíamos por ser del Puerto de Pajares, estos por ser paisanos y luego otros como el pequeño de los Lezcano, que me toco hacer de tutor, no sé si me lo “endosaron” como castigo, porque era un poco diablo, pero fue una experiencia muy enriquecerá para mí y le cogí un gran cariño. De los viajes con pequeños, recuerdo (ya lo conté en otro lado) que yo había sacado la reserva para mi billete, pero Pajares hacia su primer viaje o su madre no le mando el dinero y no la pudo sacar, el caso es que le dije siéntate en mi asiento un poco que yo voy a estar en el pasillo un rato, y tan rato….despertó en Oviedo y yo pase toda la noche en el pasillo, pero ni aquel día se lo reproche ni mucho menos ahora y por supuesto que volvería a hacerlo. A Javi, poco le pude ayudar, además de que no existía mucha diferencia de edad, él era un “rubiucu” un poco pinta, muy salado y espabilado que poca ayuda necesitaba.

Tampoco podre olvidar en la vida como venía como un torbellino Jose Afan en buscar de su hermano Manuel, sus ojos echaban chispas, alguien (inspector, huérfano o quien fúsese) había cometido una injusticia con él y venia pidiendo justicia, tenía una cara de pícaro, de muy pícaro y en ocasiones probablemente no era para tanto, pero una palmadas en la cabeza, unos mimos disimulados y unos consejos y la cosa se calmaba, ya podía volver a jugar, había desahogado.

Con Lezcano, también lo he contado en otra ocasión, era un poco diablo y me tocaba pasar la tarde con el, fuimos al estudio a ver una película, le pase el brazo por encima del hombro para darle un poco de cariño y proximidad, poco a poco fue apoyándose en mi regazo, comencé a acariciarle la cabeza recién afeitada por el “apache” y quedo dormido sobre mi. Compañeros que vieron aquella escena, no podían creérsela, no lo habían visto nunca tan manso….en el fondo, lo que todos buscábamos en nuestras aproximaciones a los mayores era esa figura de hermano protector o cariñoso, alguien que supliese nuestras carencias y nos diese cobijo cuando tuviésemos algún temor, en resumen buscábamos un HERMANO MAYOR.

Gracias hermanos Hidalgo, gracias hermanos Cantabrana, Gracias Seijo Campillo, Gracias Jose Luis, Gracias Maturana, Gracias Pascual, Gracias Díaz…..gracias y gracias a todos que un día fuisteis de una manera u otra nuestro hermano mayor.

15 respuestas a Homenaje a los Hermanos Mayores

  1. Alfredo Díaz Diaz dijo:

    De nada , a mandar ,Juan un abrazo ,que historia más guapa, me presta mucho recordarlas. Me he reído mucho cuando los hidalgos que en Gloria estén , casi pierden el tren por bajarse a comprar un bocata

  2. Alfredo Díaz diaz dijo:

    Gracias a ti ,Juan ,por relatar tan bien todo. Siempre has sido una excelente persona, no cambies, los que te conocemos ,te queremos todos

  3. Anónimo dijo:

    Que Dios os bendiga y la Virgen del Pilar os proteja bajo su manto.-

  4. alfredodiazdiaz@hotmail,com dijo:

    magnifica representacion de los hechos de aquellos tiempos al principio era normal que estuvieses asustado todos pasemos por ello pero enseguida aprendiste y has sido un excelente compañero en el infanta y en los viajes a casa yo me toco poco ir contigo pero mi hermano siempre me dijo que eras muy educado y que le recordabas a el cuando fue por 1vez al infanta sigue asi juan

  5. Tomás Suárez dijo:

    Yo nunca fui protector de nadie, al menos directamente, y no porque mis sentimientos no dieran para eso, simplemente, porque siempre fui «un tirillas» ¿A quien iba yo a defender? Bastante suerte tuve con tener un protector, es más, lo sigo teniendo, es una historia un poco larga que resumiré al máximo, Mi protector llego a Ocaña el 19 de Octubre del 52, era de un pueblo de Segovia, aunque no nacido allí, yo llegue el 23, cuatro días más tarde, procedente también de otro pueblo de Segovia, tampoco nací alli. Su padre murió en el hospital Gómez Ulla en Octubre del año 1945, el mio en el mismo hospital, en la misma sala y en el mismo año. A mi llegada a Ocaña, un fraile nos puso en contacto, por aquello del paisanaje, estábamos en la misma clase hasta que llegamos al Infanta, estuvimos unos años en bachiller juntos y después en Formación profesional, aunque yo me incorporé más tarde. Él nació el 9-12-1942 y yo el 28 del mismo mes y año, y alguien se preguntará ¿Un protector de tu misma edad? pues sí, era fuerte y yo «canijo» y protestón, por lo que me quitó unas pocas «collejas». Salimos juntos del Infanta, siguió la amistad , nos casamos casi al mismo tiempo, fuimos a nuestras respectivas bodas, él vivía ya de casado en el piso segundo, y yo casado también en el tercero, de la misma calle y en el mismo número.
    Han pasado 52 años desde que salimos del Infanta, seguimos teniendo la misma amistad pero multiplicada, sigue siendo mi protector, aunque ahora puedo decir que yo también lo soy suyo. ¿Puede haber algo más bonito que esto? ¿Puede haber alguien que no crea en la amistad?, estoy seguro que ninguno de nosotros la pone en duda.
    Bendita amistad y compañerismo. Desde esa amistad compartida un abrazo para todos y como no, a estas edades…!!! SALUD HERMANOS ¡¡¡

  6. Jesús Carranza dijo:

    Gracias Orozco por despertar nuestros mejores recuerdos del colegio.
    En mi opinión todos/as los/as del Infanta y Juncarejo hemos pasado por todas las fases de «Hermano Mayor». Desde buscar un faro que nos guiase…….hasta hacer de fareros, ( como el yin-yang, según la edad que tuviéramos ) y la mayoría de las veces sin ser conscientes de ello. De lo que no tengo la menor duda es de que, a pesar de todas las dificultades y malas experiencias que pudiésemos tener , hemos creado una familia estupenda. Me siento orgulloso de pertenecer a ella.
    Abrazos enormes

  7. Miguel Angel Barroso. dijo:

    Creo que casi todos tuvimos nuestro hermano mayor; ese paisano al que recurríamos como si de un paraguas se tratase cuando teníamos algún problema y su simple cercanía nos daba ánimos.
    Mi primer hermano mayor no me ayudó cuando mas lo necesite, aunque no fue su culpa: Juzgar vosotros.
    Mi primer año en el colegio, donde al mes de llegar cumplí mis primeros 10 años, estaba un poco al «socaire» de un lebaniego, un cántabro de «pro» llamado Andrés. Chicarrón del norte que era un poco el pararrayos de todos los cántabros (santanderinos o montañeses como se decía entonces).
    Llegado el fin de curso y próximas las vacaciones de verano Manuel Centeno Udias y yo nos pusimos en contacto con él para que nos llevase a Santander con nuestros familiares, ya que nuestras respectivas madres no podían ir a buscarnos.
    Llegó el día de las vacaciones y el bueno de Andrés estaba esperando que le diesen el traje de salida del colegio (entonces era así), porque ya no volvía, pero la respuesta del «oso», el Sr. Carballude era que aún no lo habían traído.
    Al siguiente día, el Sr, Puertas se interesó por nosotros al ver que quedábamos aún en el Colegio tras la desbandada general y, como Andrés seguía esperando el traje, ni corto ni perezoso nos hizo recoger los bocadillos en la cocina y él mismo nos llevó a la antigua estación de Príncipe Pío que era de donde salía el tren, buscó a la pareja de escolta y nos encomendó a ellos e hicimos el viaje hasta Torrelavega y Renedo de Piélagos respectivamente, que era donde vivíamos.
    Luego tuve otros hermanos mayores hasta que, sin darme cuenta, me tocó serlo a mi.

  8. Luis Apesteguia dijo:

    La falta de un padre nos llevaba a buscar un protector en los colegiales más mayores, con más o menos acierto a todos nos toco hacer alguna vez de hermano mayor, yo estoy seguro que a algún colegial le hice de hermano mayor, yo recuerdo a alguno que tanto en el aspecto personal como en el deportivo le pude servir de apoyo, en todo caso espero que los buenos recuerdos sean mayores que los malos y hayamos servido para esa buena causa.

  9. Juanita. dijo:

    Buenas tardes. Soy del Juncarejo y busco a un chico de Infanta ( hoy ya señor ) que se llamaba Gabriel de Castro, era de Burgos ¿ sabe alguien algo de él ?, me gustaría contactar para ver coo le va la vida

  10. Eduardo Tejero dijo:

    Me ha llenado de cariño, todos esos recuerdos, que yo siempre he considerado como hermanos, al menos los mas cercanos en el momento. También me asaltan otros recuerdos no tan agradables. Pero siempre procuramos quedarnos con lo bueno; de todo ello.

  11. RAMON FERNANDEZ BLANCO dijo:

    Buena historia , me hizo recordar viejos tiempos , donde yo también lo fui , llevando a un par y ha mi hermano ,os recordáis ZAPATERO y DOMINGUEZ

  12. martín dijo:

    Muy buena historia. Me ha recordado muy buenos momentos.

  13. Anónimo dijo:

    Muy buena historia. Me ha recordado muy buenos momentos.

    • Anónimo dijo:

      tu historia me ha emocionado eres muy sensible romantico y sabes llegar a la gente un abrazo soy diaz el pequeño quando empezaste en el infan deje de ir por enfermedad

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