1875-1914 – Los Primeros Colegios

LOS PRIMEROS COLEGIOS EN PINTO, VALDEMORO Y ARANJUEZ

Es destacar la gran estima que Alfonso XII tenía por la Guardia Civil, y ante la imposibilidad de dotar a sus miembros de uno salario justo, y para agradecer sus servicios, autorizo la creación de un fondo de multas, de forma que la tercera parte de los importes de estas, por infracciones a la Ley de Montes, fueran con destino y comisión de la fuerza denunciante: La Guardia Civil. Los beneficios de participación de multas se hicieron luego extensivos a las infracciones de guardería rural, servicio piscícola y Ley de Caza.

Creándose los llamados socorros, que eran otorgados a las viudas y huérfanos, aparte de premios en metálico para los guardias y clases que más se habían destacado en la protección y vigilancia de nuestros recursos forestales.

En 1875 se crea la Asociación de Socorros Mutuos, aún existente, con la misión de facilitar a los familiares de los fallecidos un auxilio capaz de cubrir dignamente los gastos del sepelio.

En 1878 fue creada una asociación benéfica, con el fin de proporcionar albergue a los huérfanos del Cuerpo que, por razones diversas, no pudieran ser admitidos en el Colegio Duque de Ahumada de Valdemoro, que era el centro de formación para miembros del Cuerpo salidos de la familia de la Guardia Civil, así como para socorrer a sus madres. Dicha asociación daría luego lugar a la de Pro-Huérfanos de la Guardia Civil.

El sistema creado solo daba servicio a los huérfanos varones, y en 1879 solo tenían acceso a unas pocas plazas en el Colegio de Beneficencia de Aranjuez.

Establecidas formalmente las bases de la Asociación Pro Huérfanos por Orden Circular de 12 de enero de 1879, con la finalidad de que también gozasen del debido amparo las huérfanas del Cuerpo, fue promovida la donación de la finca de El Juncarejo, sita en Valdemoro, de la que eran propietarios los Marqueses de Vallejo. Para la recepción de la finca y terrenos correspondientes fue autorizado el director general, Marqués de La Cenia, otorgándose escritura ante el notario de Madrid, Hilario Carrillo, que quedó registrada con el número 133 de las de aquel año.

Posteriormente, y por otra escritura fechada el 17 de marzo de 1979, el capitán subdirector del Colegio de Guardias Jóvenes se hizo cargo en la villa de Pinto de una segunda finca denominada Olivar de la Cruz, nueva donación al Cuerpo de los altruistas Marqueses de Vallejo. Su generosidad fue secundada por todos los componentes de la Institución, que aportaron, mediante colecta, los fondos necesarios para la construcción de los edificios y demás instalaciones.

Estableciéndose el primer colegio en el pueblo madrileño de Pinto, en una casa particular existente en la finca denominada Olivar de la Cruz, pronto se haría pequeña e insuficiente. Se adquirió entonces en el inmediato pueblo de Valdemoro, la antigua “Real Fábrica de Paños y Tapices del Reino” denominada “Los Longistas“, la que en 1856 acoge a 110 huérfanos.

En 1879 el número de huérfanos eran tan grande que el término “compañía” quedaba pequeño. Una Orden de octubre de 1879 disponía que pasara a denominarse “Comandancia de Guardias Jóvenes“. Paralelamente se le daba el nombre de “Colegio”, lo que determinaría que en el futuro predominara el nombre de “Colegio de Guardias Jóvenes”. Este año de 1879, fue de gran impulso en la labor social de la Guardia Civil en torno a los huérfanos.

Así, el 12 de enero se crea lo que sería la Asociación Pro-huérfanos del Cuerpo, integrada por la totalidad de sus miembros, que satisfarían una cuota mensual destinada a la atención de los hijos de los compañeros fallecidos.

También se crea un “asilo de huérfanas“, que se establece en la finca “El Juncarejo“, próxima a Valdemoro, donada por el Marqués de Vallejo, de quien recibiría su nombre. Las obras para la construcción de este centro fueron inauguradas por S.M. Alfonso XII el 19 de junio de 1880. Y comenzó a funcionar en 1885, bajo el cuidado de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl y con una capacidad para 100 alumnas.

En el caso de los huérfanos, siguió una historia muy paralela. El Montepío de la Guardia Civil, adquirió en 1895 una apreciable extensión de terrenos en las proximidades de Madrid, conocidos en el Cuerpo como “las cuarenta fanegas“, aunque su verdadero nombre era “Finca del Alba“. Pero debido a la insuficiencia económica no pudo hacerse uso de estos terrenos inmediatamente.

Para su funcionamiento, se aprueba un Reglamento el 15 de junio de 1912, que pedía al llamado, en general, Colegio de Huérfanos del Cuerpo, en dos secciones, la Sección de Valdemoro y la Sección de Madrid. A la Sección de Madrid, o sea al Colegio Infanta María Teresa, pasaban aquellos huérfanos que poseyeran cualidades para los estudios superiores y los que optaran por alguna profesión u oficio que requiriese aprendizaje en talleres, fábricas y escuelas de artes y oficios.

El 18 de diciembre de 1912, siendo Director General del Cuerpo el Teniente General don Ángel Aznar y Buitigieg, se colocó la primera piedra del Colegio Infanta María Teresa en “La Finca de El Alba”. Asistiendo al acto, el Ministro de la Guerra, el Director General de la Guardia Civil, Teniente General don Ángel Aznar, el Ministro de la Gobernación, Sr. Barroso, el Capital General de Madrid, Sr. Marina, el Obispo de Jaca y los comisionados de provincias.

El 12 de octubre de 1914 fue inaugurado, siendo director de la Guardia Civil el Teniente General don Ángel Aznar y Buitigieg. Siendo su primer director el coronel Don Lorenzo Rubio, el jede de estudios el Teniente Coronel Don Eduardo Seco, y sus profesores el Teniente Coronel Don Rogelio Rodríguez, Don Luis del Valle, Don Rafael Toribio, Don Julio González y Don Federico Santiago., todos ellos pertenecientes a la Guardia Civil. El número de alumnos inicial fue de 50, y su organización totalmente militar.